Por Pinocha Girasol Gepetto, Historiadora
Amapola Pinocha siempre ha expresado su desagrado por la letra de algunas canciones en las que se trata despectivamente a la mujer. Ella recuerda una canción que escuchó desde niña :
se le murió la mujer
y como no encontró qué hacer
una de madera hizo.
Como la encontró tan buena
la metió en una alacena
la alacena se le abrió
y al carpintero mató.
Y por eso, ni de madera son buenas
Y por eso, ni de madera son buenas.
Esta canción se escuchó durante mucho tiempo por la radio. Al investigar sobre su origen encontré varias versiones de ella en la tradición oral española.
En las hojas del Diario de Amapola Pinocha encontré una canción compuesta por ella, dedicada a su esposo Aquileo Pinocho Madera, basada en la canción tradicional del carpintero Narciso, escrita en la Semana de la Mujer en el año 2010. Su canción surgió como un ejercicio de autoestima motivada por los Talleres de Terapia Cognoscitiva de la Clínica Inteligente Para Pinochos Andantes (CIPPA).
tenía una mujer
y como la encontró tan buena
hizo muchos clones de ella
en madera las esculpió
varias clases de madera
¡Su mujer!
De guayacán madera era
De caoba madera era
De cedro madera era
De teca madera era
De roble madera era
De guaraguao madera era
De algarrobo madera era
De laurel madera era
De capá blanco madera era
De capá prieto madera era
Como artesanías en ferias
a todas las presentó
y para protegerlas
en la alacena las guardó.
El carpintero Aquileo
un jeque boricua era
con su harén de maderas bellas
feliz vivía en la tierra.
pero Amapola su mujer
su única mujer era.
Pañuelo… poema para mi benjamín
Por Amapola Pinocha Del Valle
9 de febrero de 2008
Dedicado a mi hijo Martín Pinocho Bailarín
Te amo
desde que invisible
junto a tus hermanos
asiento ocupabas
por mí reservado.
En el coche azul
ibas a mi lado.
Con túnica blanca
llegaste aquel día
sin ser anunciado,
porque las tormentas
habían derrumbado
el techo de paja,
y yo sentía frío…
Y tú me arropabas
con frisas de lana.
Creciste muy pronto
cubriendo el bohío
con hilos dorados,
construyendo un techo
a prueba de rayos.
Con tu danza alegre
alejaste el miedo
a la incertidumbre
de un futuro incierto.
Cuando tú me abrazas
con tus brazos fuertes
no temo a la muerte…
¡Ángel de mi Cielo!
El día que llegaste
detrás de la almohada
travieso escondiste
tu bandera blanca.
Hoy te la devuelvo
llena de agujeros
con hilos de seda
en cada remiendo.
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